La técnica de cocción que utiliza temperaturas controladas para cocinar los alimentos de manera uniforme se puede realizar en equipos que garanticen la seguridad alimentaria.

La técnica de cocción que ofrece sabores diferentes a las preparaciones clásicas y abre horizontes a nuevas creaciones era, desde hace algún tiempo, un tema delicado en las operaciones de foodservice debido a la necesidad de un control preciso de temperaturas y tiempos para asegurar que no haya contaminación.
La llegada de equipos que hicieron que este proceso fuera seguro y más práctico fue celebrada por el mercado, pero pasaron algunos años antes de que fuera financieramente accesible para la mayoría de las operaciones. La inversión inicial en sous vide aún puede ser elevada para establecimientos pequeños, pese a ello, muchos chefs consideran que el ahorro de tiempo respecto a los métodos tradicionales, y la calidad de los platos, compensan el coste.
La técnica, muy conocida por los sabores que produce, también revolucionó el sector ya que una de sus principales ventajas es la capacidad de conservar los nutrientes, ya que los alimentos se cocinan al vacío, evitando la pérdida de vitaminas y minerales.
Además, la técnica realizada con equipos precisos minimiza en gran medida el riesgo de contaminación, ya que los alimentos se cocinan a temperaturas seguras. Otro punto positivo es la estandarización de la cocina, lo que permite a los restaurantes ofrecer platos consistentes a los clientes. En términos de seguridad alimentaria, la cocción a baja temperatura y el control del tiempo ayudan a prevenir la proliferación de bacterias.
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